Correr en la playa es un ejercicio realmente recomendable.

Correr por la playa es uno de los ejercicios que más placer nos pueden dar en vacaciones. Ya que se trata de una actividad que cada vez se vuelve más popular entres los veraneantes de los diversos litorales de Chile. Si te decides por realizarlo, la idea no es lesionarse, ni fatigarse. Hazlo a tu ritmo y notarás que te encantará.

Por eso te dejamos unas pequeñas recomendaciones y consejos para realizar esta maravillosa actividad de la mejor forma posible:

1. Es un ejercicio anti-estrés: Si estás de vacaciones aprovecha de correr para relajarte junto con el sonido del mar de fondo. Esta es sin duda una de las mejores experiencias de la vida.

2. Corre en la orilla y evita las zonas con arena más blanda: La zona perfecta es aquella en la que la arena está más compacta y algo húmeda gracias a las pequeñas olas que llegan hasta ese sector. Las zonas blandas son muy peligrosas ya que te puedes exponer a una lesión.

3. Carrera de ida y vuelta: El desnivel que tienen las playas hace que lo más aconsejable sea elegir un recorrido de ida y otro diferente de vuelta. Intenta correr lo mismo en ambas direcciones y así evitarás forzar solo un lado de la cadera.

4. ¿Con o sin zapatillas? Si corres con zapatillas, lo mejor será tener unas específicas para playa, que ligeras y con gran amortiguación. Si decides a correr sin ellas, no lo conviertas en una práctica constante, ya que en el largo plazo puedes tener problemas en tus articulaciones.

5. Se queman más calorías: Está demostrado que correr en la playa incrementa la ‘quema’ de calorías, ya que la arena opone mayor resistencia, con lo cual nuestros músculos trabajan más. Además el calor y la humedad provocará que sudemos más.

6. Exiges más a tus músculos: Corriendo por la playa trabajarás tu tren inferior de forma más intensa. Notarás como tus muslos y tus gemelos se cansarán antes de lo habitual.

7. Y por último, no corras por la playa si has estado lesionado: El impacto sobre las articulaciones es mayor y el terreno es más inestable, por lo que tus tobillos y rodillas pueden sufrir de más.